La historia de Medusa, cuyo nombre significa ''guardiana'', y a acaso '''protectora'', es uno de los mitos griegos más poderosos de la antigüedad; tal vez porque agrupa todos los ingredientes de la tragedia, en este caso, una tragedia inmercida y manchada de aprobio.
Todos conocemos la imagen de medusa, aquella mujer con serpientes en lugar de cabello, cuya maldición convierte en piedra a todo aquel que la mirara..
Hacía parte de las parte de las gorgonas y sus padres eran
Forcis y Ceto; pero Medusa tenía una característica que la diferenciaba del
resto de las gorgonas, ya que era la única mortal y la más bella de sus
hermanas.
Se dice que su hermosura cautivo a hombres y dioses; incluso
al volátil Poseidon, Señor de los mares, quien la amo por
la fuerza sobre el frío mármol del templo. Atenea, furiosa
por esa profanación, transformo su cabello en una madeja de serpientes,
acaso para simbolizar aquel acto bestial y voluptuoso sobre el que la pobre
Medusa no tenia responsabilidad alguna, ya que Poseidon
la había tomado por la fuerza.
Maldecida por los dioses, odiada por los hombres, olvidada
por las Moiras, las tejedoras del destino; la inocente Medusa fue enviada al
exilio bajo la forma de una criatura horrenda. En la oscuridad de su laberinto,
decorado con estatuas formadas con los cuerpos de los incautos que se atrevían
a mirarla. Medusa los odio a todos con un odio perfecto y legitimo.
RELATO- Medusa y Perseo.
A lo largo de los años, muchos héroes valientes y bien armados habían venido a la región del monte Atlas para matar a Medusa. Ninguno había podido matarlo. Por todas partes se veían guerreros y más guerreros, en actitudes diversas, pero inmóviles y tiesos porque eran ya estatuas.
Entonces vino Perseo, hijo del dios Júpiter. Perseo sabía qué peligrosos eran los ojos de Medusa, pero venía muy bien. preparado. Tenía una espada encorvada, filosísima, regalo del dios Mercurio, Tenía un escudo muy fuerte, hecho de bronce, liso como un espejo. Y tenía también unas alas que volaban solas cada vez que él se las acomodaba en los talones.
Llegó, pues, volando. Pero en vez de lanzarse contra Medusa, se quedó algo lejos, sin preocuparse más que de una cosa: no mirarla nunca cara a cara, no verla a los ojos por ningún motivo. Y como era necesario espiarla todo el tiempo, usó el escudo de bronce como espejo, y en él observaba lo que ella hacía.
Medusa iba de un lado para otro, esforzándose
en asustar a Perseo, Gritaba cosas espantosas, y las culebras de su cabeza se movían y silbaban con furia. Pero nunca consiguió que Perseo la viera directamente. Cansada al fin, Medusa se fue quedando dormida. Sus ojos terribles se cerraron, y poco a poco se durmieron también sus culebras. Entonces se acercó Perseo sin ruido, empuñó la espada y de un solo tajo le cortó la cabeza. Durante toda su vida conservó Perseo la cabeza de Medusa, que varias veces le sirvió para convertir en piedra a sus enemigos.
Medusa ''La leyenda Griega''.
Daniela Alejandra Rodriguez Robles